domingo, 30 de noviembre de 2014

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Creo en la REVOLUCIÓN como un acto de rebeldía y protesta sublime, generalizada, fugaz y masiva. El acto de comunión de pesares y sentir de un pueblo marginado y desconforme con un sistema corrupto, deshonesto y desigual en su impartición de justicia y bienestar.
Creo en la REVOLUCIÓN como el acto masivo del cambio de las bases mismas de la sociedad, la acumulación de granos de arena para formar desiertos llenos de ideas y de principios morales. Como la única forma posibles  de un bienestar tangible para mi y para mis predecesores.
Creo en el grito de tristeza de los padres que clamas por sus hijos, y de las multitudes encabronadas por la impunidad, y el descaro. También creo en la mirada de los niños y creo en la luz del alba y el canto de las aves, en el puño alzado, el andar de los caballos y el grito de protesta.

Creo en la semilla sembrada en la conciencia digna.