“No me olvides, porque si me
olvidas ellos ganan.
Si me confundes con eso que
dejaron en el suelo ellos ganan.
Ellos que me esperaron, que me
buscaron, que me persiguieron y me ultrajaron para que dejara de ser humano.
Pero que no pudieron.
Ellos que sirven a la muerte y
aplastan la confianza y la dignidad del pueblo pobre para que se calle, para
que aguante, para que se deje matar. Pero que no pudieron.
Porque el rostro que se llevaron
es mío, pero la carne es de todos. Esos huesos también son tuyos y esos ojos también
te faltan.
Mi pueblo hoy llora y se esconde,
pero cuando salga a reconquistar las calles, ya no podrán, por más que lo
intenten ya no podrá ser un pueblo inocente.
No será un pueblo que confíe. Será
fuego, luz, estruendo y viento, será el ejército redentor, el huracán que arrase
los escombros para que venga el futuro, será la muerte alada y justiciera que
sostiene la razón y empuñe despiadada las armas para imponerla.
Mi pueblo será el implacable
regreso de la justicia y de la historia.”
Anónimo.
Julio Cesar Mondragón. Fue secuestrado, torturado y desollado vivo en el estado de Guerrero, México el 27 de septiembre de 2014, su cuerpo amaneció esa mañana sin rostro y sin ojos, empapado en sangre. Era un estudiante normalista de 19 años que dejó atrás una esposa y una hija de pocos meses de nacida. Desde el 26 de
septiembre de ese mismo año, 43 estudiantes normalistas se encuentran
desaparecidos.
Fue la policía por ordenes del gobierno los que los detuvieron y entregaron al narcotráfico.
Fue la policía por ordenes del gobierno los que los detuvieron y entregaron al narcotráfico.
#YAMECANSE de la muerte #NuncamasPRI