viernes, 1 de abril de 2011

Poesía en construcción.

"Por tradición, y quizá en mucho influenciados por la cultura del espectáculo que, según Guy Debord, consumimos principalmente con el sentido de la vista, los arquitectos privilegiamos a la imagen visual sobre otras ya que, ciertamente, nos sugiere mil palabras; sin embargo, la palabra en sí misma, sobre todo aquella palabra poética que hace referencia a los espacios que habita el ser humano, es capaz de evocar y aún de habitar imaginariamente, un sinfín de imágenes; y no únicamente las visuales, sino también, y quizá principalmente, otras que nos otorgan confirman y enriquecen nuestro imaginario de pertenencia e identidad.

En otra idea, una sinfonía, que bien podría sugerirse desde su partitura, una pintura en su fotografía y la misma arquitectura en su representación gráfica o descripción técnica, nada de todo esto nos acerca tanto a la propia realidad de la obra de arte como la imagen poética. Esta, nos dice Gastón Bachelard, "posee un ser propio, procede de una ontología directa". En efecto, la Poesía, o palabra erguida, como la define Octavio Paz, conlleva una comprensión más completa de la propia realidad de la obra de arte...

Así, es posible considerar que cada proyecto arquitectónico sea equivalente a escribir un poema, que va madurando, poco a poco, y que en ello nos demanda y nos devuelve el oficio de arquitectos. Si un poema es "palabra erguida", es decir, palabra tocada por la Poesía, una obra de arquitectura debe ser construcción también tocada por la Poesía.

En la aventura de confirmar estas hipótesis, los poetas nos plantean un marco teórico infinito, pero, es indispensable también considerar que... "los poemas no son [afortunadamente] productos susceptibles de intercambio mercantil; el esfuerzo que se gasta en su creación no puede reducirse al valor actual del trabajo. De ahí que el oficio de poeta, -arquitecto, escultor o músico- demande la entrega a lo que él llama la "otredad", que no es mercancía o utilitariamente cuantificable, pero que sin ella, la obra no es arte". 

                                                                                              Dra. en Arq. María Elena Hernández Álvarez


 

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