Crítica severa #1

¿Y que creías?, ¿que la batalla había terminado?, ¿que al fin la luz de la victoria se asomaba en el obscuro túnel de tu vida?, ¿que por fin la felicidad llegaría, así nada mas, como un predicador tocando a tu puerta la mañana del domingo?, ¿que tan solo con tu linda sonrisa se te abrirían todas las puertas de la ciudad y las piernas de sus mujeres?.

Ya lo ves, te has equivocado. No eres tan fuerte, ni tan guapo, ni tan sabio, ni tan inteligente. Nuevamente has mostrado la debilidad de tu espíritu y de tu carácter, tu falta de visión. Tu ambición te ha ganado. Te creíste dueño y señor supremo del mundo, “amo de tu destino”, tanto así que lo escribiste en tu cuerpo para nunca borrarlo. Pero ¡oh sorpresa! No eras un pez grande, sólo que el envase era ya muy pequeño, y aquí no eres mas que diminuto plancton en inmenso azul del océano, y el destino se burla de ti a carcajadas estruendosas. Ja Ja Ja. ¡Yo me río de ti!.

Nuevamente “las obscuras ruinas de tu vida” te han alcanzado, o mejor dicho, nuca las dejaste, las cargas contigo como un pesado lastre de lamentos y penas que aun sigues llenando.

Pero que vas a hacer ahora, ¿rendirte?, ¿regresar?, ¿quedarte congelado por el pánico?, ¿seguirás avanzando, pataleando sin parar hasta que el cansancio te consuma?. Intentalo si eso es lo que quieres, pero veras que en el horizonte no se asoma ninguna isla salvadora, mas bien llegaras al fin del mundo donde un abismo negro y profundo te espera... Mejor sería no seguir, quedarte quieto, sacar el aire de tus pulmones, cerrar los ojos y esperar a hundirte en lo mas profundo y esperar a que el tiempo borre todo rastro de tu existencia y que ya nadie se acuerde de ti, ni pregunten por ti, ni sepan mas de ti.

Pero eres necio y caprichoso, orgulloso, y se que prefieres desangrarte en el campo de batalla antes que darme la razón. Ya veremos que pasa cuando nos volvamos a ver...